Basándonos en que los cambios externos nacen de una transformación interior, Todos los fundamentos del proceso están enmarcados en un común denominador del abanico de enseñanzas que nos ofrecen muchos sabios: el amor como la verdadera llave que conduce a la felicidad y a la vida plena. El amor representado en la aceptación plena del otro, con sus limitaciones, cegueras e incompetencias, el amor representado en respetar a los demás y a uno mismo, en vivir en el presente confiando en la vida, en el proceso de la vida que fluye, en la sabiduría que nos creó (llámese universo, naturaleza o Dios, según cada creencia), lo que permite soltar odios, juicios, miedos y ansiedades, que nos llevan al pasado y al futuro.
Nuestro organismo dispone de un laboratorio químico interno, de manera que el cuerpo tiene la capacidad de generar sustancias químicas a partir de los pensamientos o diálogos internos generadores de emociones que influencian nuestra salud mental y física. Por lo tanto, cuando elegimos palabras, pensamientos negativos y vivir en un estrés crónico, el organismo segrega una hormona llamada cortisol, entre otras sustancias químicas que debilitan el cuerpo, que en exceso produce enfermedades, envejecimiento y estados de ánimo como la depresión. Pero si elegimos realizar actos de amor, tanto con el pensamiento como con acciones, en nuestro cuerpo se estimula la secreción de serotonina y dopamina, que refuerzan nuestro sistema inmunológico y nos hacen sentir felicidad.
La meditación guiada es una herramienta importante, muy diferente a lo que tradicionalmente hemos escuchado como dejar la mente en blanco. Dicha práctica nos ayuda a: regular la ansiedad, la impulsividad y a gestionar de una manera diferente las emociones y los pensamientos perturbadores.
El programa promueve la espiritualidad, la felicidad, la compasión, la gratitud, la amabilidad y respeto hacia los demás, el poder de la oración, la compasión, la autorregulación y el desarrollo de habilidades prosociales, ya que todos estamos de alguna manera conectados con la humanidad. Y con nuestro propio cambio contribuimos a la creación de una sociedad más pacífica y saludable.
La neurociencia afectiva ha realizado recientemente algunos estudios que demuestran los beneficios tanto para el cerebro como para el equilibrio emocional, cuando se practican la gratitud, la amabilidad y la generosidad.
“La gratitud favorece la producción de los neurotransmisores antidepresivos, dopamina serotonina, y bloquea el daño causado por las hormonas del estrés. Existe una conexión indisoluble entren nuestra mente y nuestro cuerpo”, como lo dijo la Nobel Elizabeth Blackburn
“El corazón es uno de los mayores beneficiarios de la felicidad. Hay una gran cantidad de literatura que ha sugerido que los estados positivos son protectores del ataque cardíaco y los estados negativos están relacionados de alguna manera con el ataque cardíaco” Marty Seligman, profesor de psiquiatría de la Universidad de Pensilvania.
El programa crearhábitos se adapta a las creencias religiosas personales, independientemente de cuales sean éstas y las integra a cada uno de los procesos.